domingo, 17 de octubre de 2010

De Fuego Negro

Fragmento 1953 

Adentro de un arco de llanto, que ningún ser humano ya jamas mirara, yo borrado, acuchillado, con la lengua quemada por el ancestro del pellejo universal, te seguiré llamando: viejo, ruinoso, muerto, sin cabeza, sin corazón, sin pupilas, hundido en lo infinito de lo infinito, y en el hoyo tremenda mente hondo de lo irreparabilisimo, que rodea la gran soledad catastrófica con que me va saludar tu actitud desecha cuando me acueste, cansado de estar cansado de cansancio, a todo lo largo y lo ancho de tus riberas irremediables, despedazado en la memoria de los siglos, contigo y los hijos y las hijas y los nietos y las nietas y los padres y las madres, te seguiré llamando; caídos los vestigios y desaparecidos, hundidos y perdidos definitivamente en las tinieblas de la materia que únicamente afligidamente, horridamente, alumbra cunado engendra, como un eco, un individuo, en aquel instante inmemorable en que no he de ser ni una sombre de una sombra, te seguiré llamando, y te seguiré llamando por los siglos de los siglos de los siglos, desde la eternidad vacia, te seguiré llamando... Aprendí a escribir adorándote, cantándote, idolatran dote, y hoy lanzo pedazos del mundo hecho pedazos a tu memoria, tronchado y desde abajo, por dentro de un montón de escombros, entre la sociedad que se derrumba, agonizando, y los pequeños chacales hambrientos, que ayudan el gran crepúsculo y en el cual todo esta roto y no tiene sentido, todo esta roto, todo esta roto, y por cuyo abismo se levanta las hachas y las horcas, entre las llamas amargas, desaforadas de las ultimas catástrofes, con un gran sinturon de terremotos y de cataclismo; ahora la aurora no volverá ha ser mas y los mundos oscuros, entre chocándose, rodaran, con migo adentro a la soledad enfurecida. 
Degüello mi lenguaje a tus pies y me arrojo como un toro oscuro y desnudo contra la nada.